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La memoria: subversiva pero no siempre autónoma |
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Gonzalo Sánchez G.: Guerras, memoria e historia. Bogotá: ICANH, 2003. 128 páginas ISBN 958-8181-15-1 ![]() Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH): ![]() |
1 | El historiador colombiano Gonzalo Sánchez aborda la tríada guerra, memoria e historia para detenerse particularmente en la relación concreta entre guerra civil (o violencia política) y memoria colectiva. El autor deslinda de entrada los campos propios de la historia y de la memoria y resalta particularmente la diferencia entre la pretensión objetivadora y uniformadora de la primera y la dispersión y subversión que provoca la segunda dado su connotación subjetiva y ante todo de huella. La memoria, como ejercicio, se refiere a lo inmediato pero también a horizontes más amplios. | ||
2 | Guerra, memoria e historia, por otra parte, intervienen en la construcción de la identidad nacional. Pero la memoria, por subversiva que sea, no surge espontáneamente sino que es objeto de políticas de memoria. Lo mismo sucede con el olvido. Administrar la memoria (y el olvido) es un ejercicio de poder. | |||
3 | Una premisa importante en el trabajo de Sánchez y más o menos explícita es la siguiente: A diferencia de la guerra internacional (o separatista), en el conflicto armado interno, independiente de su dimensión, las partes enfrentas y la población en general comparten una serie de imágenes en torno a la idea de nación y de sus momentos fundacionales, grandiosos, trágicos u oscuros. Enemigos, víctimas y victimarios, triunfadores y derrotados están cerca unos de otros como lo están sus memorias sobre la guerra y la paz. Los símbolos nacionales y la historia objetivizan una porción de la memoria, pero otras partes quedan por fuera e incluso esconden versiones opuestas a la historia canonizada y a las verdades establecidas. | |||
Integrar olvidando |
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4 | En la constitución de la identidad nacional así mismo puede ser importante el esfuerzo para olvidar o minimizar la dimensión de un conflicto doloroso o una faceta del mismo. El autor señala cómo investigaciones recientes, por ejemplo sobre la revolución francesa, la segunda Guerra Mundial, la guerra de Argelia, etc. se han propuesto recuperar aspectos olvidados en la historiografía o aspectos que en algún momento fueron deliberadamente ignorados o negados. | |||
5 | En Colombia, frente al periodo llamado »Violencia« que marcó casi toda la década de los años 50 del siglo XX, la mayoría de los colombianos, y en primer lugar la mayoría de su dirigencia, después de un pacto de paz, buscó el olvido y convirtió ese capítulo de la historia nacional en algo absurdo y vergonzoso. Para olvidar se recurrió institucionalmente a amnistías e indultos y a acuerdos políticos para el mutuo reconocimiento de los partidos rivales, acuerdos que realmente eliminaron la oposición sectaria entre ellos pero dejaron otros problemas claves sin solución. | |||
Enfrentamiento y reconciliación |
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Gonzalo Sánchez Gómez: »La Violencia y la Supresión de la Política«. En: El Mausoleo Iluminado. Antología del ensayo en Colombia. ![]() |
6 | La reaparición de un conflicto armado interno, que a partir de 1980 adquirió características cada vez más serias, llevó a recordar la »vieja« violencia y a descubrir las limitaciones de la paz negociada al final de los años cincuenta: la marginación social y política así como la concentración de la tierra no se habían alterado, las víctimas, casi siempre campesinas, no habían recibido una real compensación ni material ni simbólica. | ||
7 | Al examinar la historia de Colombia Sánchez destaca la paradoja de que a pesar de las numerosas guerras civiles se puede ver la historia como una sucesión de pactos políticos, acuerdos de paz, amnistías e indultos. La cultura política colombiana, calificada a veces de »cultura de violencia«, podría entenderse como una cultura »pactista«, una cultura en la cual se creía que al final de una confrontación todo se puede negociar así eso significara ignorar o atropellar la memoria de una parte de la población. Esto, ahora, no sería más posible. | |||
Límites al perdón |
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8 | Sánchez plantea la hipótesis de que se está viviendo un cambio profundo en el manejo de la memoria en los casos de conflicto armados internos pues las negociaciones de paz y la demanda de justicia se vuelven cada vez más un asunto internacional. En los años 90 se negociaron acuerdos de paz en Centroamérica, Colombia y Sudáfrica de una forma en que hoy difícilmente se puede repetir. No es que hayan perdido validez los propósitos de trasformar conflictos armados en conflictos políticos pacíficos sino que ha cambiado el contexto de realización de esos propósitos. Ahora se exige con mayor insistencia que la paz se subordine a la justicia pues no se puede perdonar ni olvidar todo. | |||
9 | Lo anterior está en concordancia con la centralidad que han adquirido los derechos humanos así como con la exigencia de un mayor respeto al jus in bellum especialmente en lo que concierne a los medios utilizados y la protección de la población civil. Este planteamiento hace pensar al lector en las guerras separatistas en Yugoslavia pero más que todo en la situación de postconflicto y el juzgamiento o al menos orden de captura (por parte de la Corte Penal Internacional con todo el apoyo de la Unión Europea) no sólo para algunos derrotados sino también para algunos triunfadores e incluso »héroes«. | |||
Nueva sensibilidad |
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»La memoria … tiene un sesgo militante, resalta la pluralidad de relatos. Inscribe, almacena u omite, y a diferencia de la historia es la fuerza, la presencia viva del pasado en el presente. La memoria requiere del apoyo de la historia pero, no se interesa tanto por acontecimiento, la narración de los hechos (o su reconstrucción) como dato fijo, sino por la huellas de la experiencia vivida, su interpretación, su sentido o su marca a través del tiempo.« Gonzalo Sánchez G. (24) |
10 | Sánchez consigna otros factores, más conocidos y discutidos, que impulsan la »transnacionalización de la guerra interna« así no se llegue a la situación de guerra internacional. Uno es la definición de la hegemonía norteamericana en varias regiones. Otro factor es la economía de guerra con sus propias tendencias a la internacionalización: tal es el caso del narcotráfico como fuente de financiación por parte de los rebeldes o la búsqueda de alianzas y financiación externa en el caso del Estado desafiado por el conflicto. Pero a estos factores se ha adicionado en los últimos años, la »creciente vigilancia internacional« en torno a la justicia y esto se ha traducido en una elevación de los costos políticos para legitimar tanto la violencia como la paz. Hay una nueva sensibilidad que exige un mayor componente de ética en la política. | ||
11 | Teniendo en cuenta el contexto señalado habría que reconocer que el campo de posibilidades que tienen las partes enfrentadas de poner fin a la confrontación armada interna son menores que antes. La guerra civil siempre ha debilitado la soberanía nacional del país afectado pero actualmente la »transnacionalización« aludida debilita también la autonomía de los mismos actores que llevan a cabo la confrontación armada. Se ha estrechado pues el espacio para particularismos y se pierde el control sobre el propio pasado inmediato. | |||
12 | El autor considera que lo anterior constituye una tendencia propia de la globalización y en esto se acerca al enfoque de Mary Kaldor 1 pero sin llegar, como lo hace esta autora, a una propuesta de intervención militar humanitaria. | |||
13 | Mary Kaldor, recordemos, consideraba que en la ex Yugoslavia era urgente una intervención militar humanitaria en apoyo a los núcleos pacifistas, multiculturales y democráticos de la sociedad civil, núcleos que ella diferenciaba de los meramente separatistas. Ella criticó que se diera una intervención militar tradicional para imponer la paz entre cuerpos armados como si se tratara de una guerra civil o internacional de antes cuando en realidad se trataba de una »nueva guerra« que exigía una nueva paz. Más allá de la evaluación que se pueda hacer de la crítica de Kaldor ya a la luz del proceso consumado, lo cierto es que esta autora estaba apuntando a un concepto cosmopolita de paz que está alcanzando una gran aceptación. | |||
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Sánchez retoma la cita de Kant con la cual Mary Kaldor ilustra la tendencia propia de la nueva situación: »un derecho violado en cualquier lugar podía sentirse en todas partes«. |
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Cuando el discurso político todavía cuenta |
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15 | Sánchez considera que la paz, en el caso colombiano, pasa por una solución política basada en la movilización de los recursos democráticos que aún quedan disponibles en la sociedad y en la cultura política misma. El supuesto es que la insurgencia y el Estado no pueden darse el lujo de ser indiferentes a la presión desde la sociedad civil (dentro y fuera del país) pero también desde instituciones internacionales. En la medida en que no hay una fractura política apoyada en factores culturales o religiosos el discurso legitimador, en conflictos como el colombiano, sigue jugando un papel muy importante. En otras palabras se puede decir, contrariando a Herfried Münkler 2, que sí hay un »tercero a interesar«. | |||
16 | La paz tiene que responder a la memoria de las víctimas y de los sectores que históricamente han sido marginados y en nombre de los cuales intenta legitimarse la insurgencia. Aquí, opina Sánchez, los intelectuales pueden jugar un papel importante al proponer un nuevo análisis de la situación para hacer »compatible lo incompatible«. No se trata aquí de una invitación a la impunidad sino a ponerse de acuerdo en el país que se quiere construir y en el cual deben caber las diferencias políticas. Esta refundación y relegitimación del pacto político y del Estado requiere, entre otras cosas, resolver algunos problemas sociales agudos, como la desigualdad aberrante en la tenencia de la tierra. (De paso: esta problemática fue inexistente en el conflicto yugoslavo y en los casos asiáticos y africanos sobre los cuales se han elaborado varios de los nuevos enfoques sobre la guerra). | |||
17 | Con el concepto de memoria colectiva cobra una especial importancia el análisis de la subjetividad de los actores no armados (población civil) y de los factores no militares (tanto a nivel local como global). Se trata de un nuevo instrumento que promete ser útil. | |||
Memorias diferentes y divergentes |
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Stathis N. Kalyvas: »The Logic of Violence in Civil War«. En: Working Papers I. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid, 2002. ![]() |
18 | Recordemos que una buena parte de la investigación en las últimas décadas coincide en señalar una »desestatificación« y por lo tanto privatización y/o culturización de la guerra. El warlord y el terrorista pero también los »mercados de violencia« y los »sistemas de guerra« serían representativos de la nueva situación. La población civil ha sido vista especialmente en su calidad de víctima impotente o bien como parcialmente involucrada mediante la manipulación de adhesiones étnicas o religiosas y en todo caso sin posibilidad de ejercer un protagonismo político. | ||
19 | En cambio, reconocer que el ejercicio de la memoria no se desactiva por la guerra ni tampoco es absorbido totalmente por ésta, obliga a tomar en cuenta las »lecturas internas« del conflicto. Estas serán indudablemente más que las de las de las víctimas y victimarios. La diversidad de imaginarios dependerá de varios factores, uno muy importante es el que Stathis Kalyvas ha llamado la »ontología« de la guerra. 3 Casi todas las guerras, si bien giran en torno a una conflicto principal en realidad activan varios conflictos a la vez que pueden adquirir modalidades especiales y dejar huellas diferentes en la subjetividad. Este mismo autor diferencia el »propósito« de la violencia de la »producción« de la misma, lo cual abre otro espacio no sólo de funciones diferenciadas sino de lecturas plurales sobre una misma guerra. | |||
El »tercero« incide en la guerra y la paz |
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20 | Si el Estado sigue existiendo así sea de manera precaria, si las acciones armadas no tocan directamente a las ciudades y si los insurgentes y el gobierno desafiado hacen política y no solo guerra, el papel del »tercero« pasa a ser decisivo. Habrá entonces una demanda de legitimación no sólo desde afuera (nivel internacional) sino desde »dentro«. Y no siempre será la misma legitimación elevada a dos voces. Pero este es un punto que Sánchez apenas deja esbozado. | |||
21 | Cuando Sánchez se pregunta por las posibilidades que quedan a los colombianos de ser dueños de su propia memoria y negociar la paz en las condiciones de la internacionalización del conflicto (y de la paz) apunta a una relación que puede ser conflictiva. A nivel internacional se da prioridad a las víctimas y por lo tanto a la judicialización de los victimarios. El aspecto de las causas del conflicto pierde relevancia o al menos no es tomado como excusa de los crímenes de guerra. | |||
Entre la judicialización y la solución política |
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»Una pregunta queda pues abierta: ¿cuánta memoria y cuánto olvido requiere una sociedad para superar la guerra?« Gonzalo Sánchez G. (32) |
22 | A nivel interno, una negociación de paz, exige, al menos en principio, tomar posiciones sobre las causas del conflicto y buscar un equilibrio por demás difícil entre judicialización y solución política. Aquí juega un papel importante el otro aspecto de la memoria que relaciona la guerra o la violencia política con una idea (en realidad autodefinición) de nación. | ||
23 | Gonzalo Sánchez ha planteado el interrogante ¿cuánto hay que olvidar para alcanzar la paz? Claro que se podría plantear la pregunta desde otro ángulo: ¿cuánto hay que olvidar para seguir en la guerra? En todo caso, Sánchez sintetiza con esta pregunta un desplazamiento en el estudio del conflicto en Colombia. La centralidad ocupada por los estudios de la causalidad y el desarrollo del conflicto armado interno cede el paso a los enfoques desde la cultura política (otra forma de abordar la memoria). El nuevo enfoque permite mirar más de cerca el tema de la paz posible y deseable pero también conecta con los estudios de las dimensiones internacionales donde posiblemente se pueden encontrar las claves de una paz impuesta. |
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