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Adriana Arpini

Una ética discursiva en clave intercultural

Sobre Ricardo Salas Astrain: Ética Intercultural. Ensayos de una ética discursiva para contextos culturales conflictivos. (Re)Lecturas del pensamiento latinoamericano

Una ética basada en la hermenéutica y la pragmática

Ricardo Salas Astrain:
Ética Intercultural. Ensayos de una ética discursiva para contextos culturales conflictivos. (Re)Lecturas del pensamiento latinoamericano.
Santiago de Chile:
UCSH,
2003.
257 páginas
ISBN 956-7947-13-9
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Ediciones UCSH:
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1 El libro del filósofo chileno Ricardo Salas Astrain contribuye a la apertura de un nuevo campo para la reflexión filosófica, que aborda con rigor teórico y metodológico una problemática antigua, la de las relaciones entre culturas diferentes, atravesadas por asimetrías inter e intraculturales. Esta problemática ha sido puesta a foco en las últimas décadas desde renovadas perspectivas. Razón por la cual requiere un esfuerzo de elaboración teórica y epistemológica que Salas Astrain encara mediante una »(re)lectura del pensamiento latinoamericano«.
2 El libro es el producto de una práctica investigativa cuyo principal esfuerzo consiste en abrir la ética filosófica a otras formas de reflexión moral dando cuenta de pluriformes estilos de vida a través del diálogo interdisciplinario e internacional. Se nutre de dos fuentes teóricas: por un lado, la reflexión de los filósofos europeos que han marcado el debate ético contemporáneo; por otro lado, la tradición específica de filósofos y pensadores latinoamericanos que han contribuido a consolidar categorías y marcos teóricos para una ética que toma en cuenta los procesos culturales y políticos vividos en América Latina. Pero no se trata de exponer las posiciones de autores diferentes, sino de llegar a comprender dos formas que han devenido clásicas para abordar los problemas éticos y morales: la hermenéutica de los registros míticos y narrativos que muestran a los valores enraizados en contextos sociales y culturales específicos, y la pragmática que justifica los enunciados éticos a partir de principios universales.
3 Una ética intercultural apuesta a la reconstrucción de las condiciones discursivas elementales para un diálogo basado en la reciprocidad entre diferentes modos de vida. Esto conlleva tres presupuestos: universalización, es inherente a la vida moral moderna y a la vida humana cotidiana e implica reconocer la virtualidad de un discurso argumentativo con pretensión de universalidad; diferencia, permite concebir la posibilidad de reconstrucción dialógica de la memoria y de las tradiciones morales sustentadas en las experiencias históricas de resistencia y lucha de los sujetos, las minorías y las comunidades en América Latina; conflictividad, constituye un presupuesto socio-histórico y cultural que concibe los conflictos vividos por las comunidades latinoamericanas como parte de su patrimonio. Dado que el conflicto, entendido como a priori de la acción contextualizada, aparece como estructura constituyente del diálogo intercultural, la ética intercultural asume el desafío de encontrar mediaciones entre la hermenéutica del sentido cultural y el modo pragmático de comprensión de los sujetos autoimplicados.

La noción de ética e interculturalidad

»La tesis de este libro es que las diversas formas de vida en que se expresa la racionalidad práctica responden a todas las múltiples peripecias de la existencia humana y a las vicisitudes de las comunidades humanas en la historia, por lo que nos parece significativo que reconozcamos que el mundo moral es siempre un mundo que surge desde una eticidad y de un contexto específico.«

Ricardo Salas Astrain
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4 Con respecto al marco filosófico, una ética intercultural es una propuesta de comprensión de los registros discursivos que condensan las formas de reflexividad acerca de valores y normas en una cultura, a fin de alcanzar una comprensión de los conflictos intra e interculturales. Remite al problema de la inconmensurabilidad de las culturas, de la comprensión y respeto de los otros y a la explicitación de los valores y normas que se ponen en juego en el diálogo intercultural.
5 Del análisis de la noción de interculturalidad surge que se trata de una categoría eminentemente ética, que remite a la construcción de un espacio ›abierto‹ de con-vivencia, donde los procesos de reconocimiento y heterorreconocimiento inauguran la posibilidad de trascender, por medio del diálogo intercultural, las relaciones asimétricas, de incomunicación y ex-comunicación. Se trata de un »diálogo dialogal« en que las reglas no se presuponen unilateralmente ni se dan por sentadas a priori, sino que se establecen en el diálogo mismo; de modo que sea posible la comprensión del otro a través de un lenguaje apropiado sin requerir la disolución del disenso. Supone una opción por la discursividad que valide un procedimiento definitorio de reglas a partir de una modalidad contextual y una discusión acerca de la posibilidad de un nivel meta-ético que asegure la universalidad.

Bases hermenéuticas: la cuestión de la identidad

6 Al abordar la problemática de las bases hermenéuticas de la ética intercultural, Salas Astrain demuestra que la tradición de pensamiento latinoamericano ha desarrollado análisis específicos para avanzar en una teoría hermenéutica de la identidad narrativa que permite dar cuenta de cuestiones morales. Ello implica discutir la relación entre modernidad e identidad, al menos en sus formulaciones más frecuentes: ya sea que se afirme la idea moderna de universalidad de la vida social, ya se sostenga una postura identitaria basada en una idea sustantiva del contexto, ya sea que se diagnostique la fragmentación e hibridación de identidades.
7 El autor analiza las propuestas acerca de la problemática de la identidad latinoamericana de Rodolfo Kusch, Pedro Morandé, Juan Carlos Scannone y Arturo Andrés Roig, concluyendo que las categorías definidas por estos autores surgen de una discusión interdisciplinaria, destacándose el análisis histórico de las sociedades, vinculado al proceso de autoconciencia filosófica acerca de las formas contextuales que tienen los procesos de socialización, cruce y resistencia que se han producido entre las diferentes comunidades históricas durante cinco siglos. Según Salas Astrain, las tesis de los cuatro autores mencionados, aun cuando no se puedan asimilar de modo indiferenciado, llevan a destacar una filosofía contextual en cuanto exigen el reconocimiento de la especificidad de los procesos míticos, culturales, narrativos, discursivos que han caracterizado el ethos de la América indígena, africana y mestiza. A pesar de las diferencias teóricas, todos mantienen una valorización de las propias tradiciones expresadas como mitos, formas de religiosidad o discursos surgidos de la praxis de subjetividades emergentes.

Perspectivas pragmáticas: las éticas del discurso y de la liberación

»En sintesis, en estas dos éticas argumentativas nos parece que se vuelve a encontrar la cuestión de la universalidad y de la contextualidad, y en ambos se encuentran razones convincentes para no aceptar una teoría de los actos de habla que disocie las diversas formas discursivas generadas en mundos de vida en historias a-simétricas.«

Ricardo Salas Astrain
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8 En cuanto al debate entre las éticas del discurso y las de la liberación, el autor intenta sistematizar los aportes filosóficos de la pragmática del discurso que permiten justificar una ética intercultural, no en el primer plano de los registros discursivos míticos y de los relatos identitarios, sino en un segundo plano que propende a la justificación universal de los enunciados éticos. La tesis sugerida es la de una vía media que busca ensamblar internamente ambos planos, a través de una mediación de los registros discursivos que ya han sido explicitados, haciendo visible el estrecho vínculo que existe entre las perspectivas pragmática y hermenéutica.
9 Considera que es imposible disociar en el fenómeno moral los aspectos normativos de la justificación racional de las formas narrativas de afirmar la ›dignidad de la vida‹. Por tanto, intenta incorporar el análisis del lenguaje lógico-racional para fundamentar principios normativos de una ética que asume la liberación como una cuestión central. Para ello analiza la propuesta de la ética del discurso, teniendo en cuenta la divergencia teórica entre una justificación última de tipo trascendental a la manera de Karl-Otto Apel y una justificación universal como propone Jürgen Habermas. Por otro lado, a fin de dar cuenta de categorías prágmáticas que se consideran centrales para el proyecto de una ética intercultural de raigambre latinoamericana, procede al análisis de las propuestas de Sirio López Velasco y Enrique Dussel.
10 Salas Astrain afirma que la ética del discurso y la ética de la liberación no son contradictorias al punto que la elección de una deja fuera a la otra. A juicio del autor, desde la perspectiva de una ética intercultural, la ética de la liberación – tanto en la versión de López como en la de Dussel – presentaría cierta dificultad para explicitar la forma en que el momento reflexivo-crítico se articula con los mundos de vida, teniendo en cuenta no sólo la asimetría entre diferentes contextos culturales, sino también los conflictos que se dan en el interior de cada uno de ellos. Para avanzar en esta problemática se necesita desarrollar una teoría del diálogo intercultural.

Los registros discursivos como matrices reflexivas y críticas

Raimon Panikkar:
»Religión, filosofía y cultura«.
En: polylog 1 (2000).
internal linkArtículo


Raúl Fornet-Betancourt:
»Supuestos filosóficos del diálogo intercultural«.
En: polylog 1 (2000).
internal linkArtículo


Enrique Dussel:
»Principios éticos y economía. Desde la perspectiva de la ética de la liberación«.
En: polylog 3 (2001).
internal linkArtículo


Antônio Sidekum:
»Multiculturalismo: Desafios para la educación en América Latina«.
En: polylog 4 (2003).
internal linkArtículo
11 En efecto, en el cuarto capítulo Salas Astrain persigue el objetivo de establecer criterios básicos para una ética intercultural que no exija una disociación de los registros discursivos ni una ruptura entre el orden contextual y los enunciados normativos universales. Propone el concepto de reflexividad, presente en las culturas en diversos niveles, desde el pre-reflexivo hasta el reflexivo racional, como enfoque epistemológico facilitador de una metodología que articule reconstructivamente los discursos en que se enuncian y expresan los fenómenos morales.
12 La ética intercultural no concibe a la eticidad como algo sustantivo, sino como la dimensión comunitaria donde se afinca la experiencia de lo humano y su expresión discursiva, abierta a otros registros discursivos. Se trata de una propuesta teórica cercana tanto al contextualismo hermenéutico como al universalismo, desde donde asumir las tensiones propias de la modernidad. »La cuestión – dice el autor – es encontrar un proceder adecuado para desarrollar la adecuada distancia intercultural que nos permita justipreciar la discursividad moral.« (187)
13 Apela para ello a una teoría de los registros discursivos como matrices reflexivas y críticas. El propósito es mostrar el nexo por el cual las propuestas hermenéuticas y pragmáticas son complementarias dando lugar a una teoría de la razón ético-práctica que ayude a comprender y compartir las razones de los otros en un auténtico diálogo intercultural. Esto es una modalidad para entender a los otros desde las propias articulaciones discursivas, reconociendo la mediación de los registros, en que se conforman también las sujetividades.
14 Tratándose de una ética dialogal, la misma se abre pragmáticamente sobre ciertas actitudes – que en términos de la tradición podrían llamarse virtudes –, tales como la actitud de desaprender para aprender de los otros; la escucha efectiva; el carácter razonable de las opiniones ajenas. Ello implica una sabiduría entendida como visión de un orden que sobrepasa la subjetividad personal y comunitaria.

El modelo de la traducción

15 Ahora bien, el problema epistemológico de la comprensión del otro no es menos importante, ya que debe afrontar la dificultad de la inexistencia de una plataforma metacultural desde donde realizar una interpretación de las culturas. Ante esto, se plantea la aporía señalada por Raimon Panikkar: »¿Cómo preservamos nuestra racionalidad al trascenderla? ¿Cómo podemos entender al ›otro‹ si no somos el otro?« (199) Se pone de manifiesto la limitación que ha significado para occidente reducir la razón a logos, olvidando que ella también es mythos. Si bien los mythoi son más difíciles de traducir que los logoi, Salas Astrain subraya que los mythoi pueden ser entendidos no sólo como experiencia, sino también como discurso. Entonces, siguiendo a Fornet-Betancourt y en oposición a las teorías de la inconmensurabilidad de los discursos culturales, hace valer la reserva teórica de quien se pone a escuchar el discurso de otra forma de pensar vislumbrando en la escucha el comienzo de la trans-formación recíproca.
16 En síntesis, el diálogo intercultural, sin reformular la tesis de la comprensión horizontal (éticas discursivas), ni aceptar la incomprensión vertical histórica de los contextos discursivos, busca forjar un modelo que establezca una efectiva articulación mutua. En este sentido resulta relevante el modelo de la traducción, »porque permite ilustrar la necesidad de acordar las reglas específicas necesarias para construir espacios comunes de intercomprensión y que den cuenta de los códigos lingüísticos y culturales que articulen una ›fusión de horizontes‹ significativa, que logre comprender los sentidos y significados en la forma más recíproca posible« (213).
17 Un diálogo intercultural da cuenta de una distancia cultural, junto a un proceso ininterrumpido de traducción, que requiere ser comprendido como una ética de la discursividad y, a la vez, como comprensión de nuevas condiciones en vistas de una comunicación que trascienda las limitaciones de los mundos de vida particulares.

Cinco criterios para el diálogo intercultural

»¿cabe reflexionar acerca de valores ›comunes‹ y de ›justificación‹ de normas, en este tipo de sociedades multiculturales, caracterizadas por la creciente des-regulación económica y social que acrecienta el conflicto al interior de las comunidades de vida? ¿Qué nuevos desafíos éticos conlleva y acrecienta el actual proceso de la racionalización globalizadora?«

Ricardo Salas Astrain
(234-235)
18 Cinco criterios son señalados para asegurar la comprensión cultural no asimétrica y la posibilidad de resolución de conflictos:
1. La regulación de todo discurso intercultural exige criterios reguladores que se derivan, al mismo tiempo, a partir de principios formales y abstractos y de las características del propio contexto.
2. La comunicación intercultural es siempre un producto inestable de la inter-conexión de contextos específicos, de modo que para poder generar un verdadero intercambio discursivo es preciso partir de las formas argumentativas existentes históricamente de facto y no disolverlas en un modelo abstracto, para lograr un común nivel de la racionalidad discursiva.
3. Todo diálogo intercultural requiere partir de los intereses de los diversos sujetos y comunidades – pasados, actuales y potenciales – en fricción en una escala histórica.
4. Toda comunicación contextual requiere ser analizada a partir de la brecha entre todos los conflictos existentes y los que se pueden resolver, definiendo a éstos como prioritarios.
5. Se niega toda posibilidad de recurrir a un tipo de respuesta que anule la pretensión intercultural a la comprensión mutua, por lo mismo que todo recurso a la violencia queda descartado en el proceso de definición de las normas contextuales.
19 Los principios apuntados permiten, según el autor, sentar las bases de una racionalidad practica para contextos conflictivos. Su fecundidad radica en que permite criticar las deformaciones de las astucias de la razón instrumental y de las ›lógicas‹ de los poderes fácticos y entrega elementos discursivos para proyectar una racionalidad comunicativa abierta a la racionalidad sapiencial, que recoge la historia de las víctimas y sus memorias de liberación.
20 Las respuestas de Salas Astrain a los desafíos éticos de un mundo globalizado comienzan por el reconocimiento de la imposibilidad de disociar el discurso de la acción humana, destacando el nexo entre universalidad y particularidad. De este modo se rechaza la tesis que sostiene la imposibilidad de cambiar la facticidad de los procesos civilizatorios y se afirma el poder que los sujetos humanos y las comunidades tienen respecto de la finalidad de sus acciones. Los problemas éticos – tales como los de la universalidad de las normas, la caracterización de la persona humana, la autorrealización personal y comunitaria como proyecto emancipador, la mediación – quedan situados, entonces, en contextos que no son sólo discursivos, sino socio-económicos y culturales, aunque no por eso menos éticos.
polylog. Foro para filosofía intercultural 5 (2004).
Online: http://lit.polylog.org/5/rara-es.htm
ISSN 1616-2943
Autora: Adriana Arpini, Mendoza (Argentina)
© 2004 Autora & polylog e.V.
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