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¿Qué filosofía de la religión? |
Manuel Fraijó (ed.): Filosofía de la Religión. Estudios y Textos. Madrid: Trotta, 2001. 2ª Edición (Colección Paradigmas. Biblioteca de Ciencias de las Religiones) 774 páginas ISBN 84-8164-489-7 ![]() Editorial Trotta: ![]() |
1 | Sin duda animados por la magnífica acogida que ha tenido la obra, la editorial Trotta y el editor Manuel Fraijó 1 sacan ahora esta segunda edición. No presenta, sin embargo, ninguna novedad salvo una breve presentación que se hace eco de las reseñas favorables, críticas y sugerencias que a lo largo de estos años ha recibido el libro. | ||
2 | La historia de la filosofía está estrechamente relacionada, por diversos motivos, con la historia de las ideas religiosas y muy especialmente de las teológicas. Ha sido ésta, además, una relación que ha conocido distintas formulaciones, muy frecuentemente de naturaleza dialéctica (13). En torno a este amplio marco de cuestiones se ha constituido la así llamada Filosofía de la religión, que es ya una rama más de los estudios actuales de Filosofía – aunque también de los de Teología. Sin embargo, aunque su condición administrativa está definida, es objeto de constante debate cuál sea su naturaleza gnoseológica. 2 | |||
3 | En el fondo, se puede decir que la cuestión está en cómo interpretamos la partícula »de« del sintagma Filosofía de la religión: si la interpretamos como un genitivo subjetivo, tendremos la filosofía que emana de la religión, lo cual nos acercará a alguna de las formas tradicionales de entenderla, puesto que estaremos moviéndonos siempre en el ámbito de alguna confesión; si en sentido objetivo, consistirá sencillamente en que la filosofía toma como objeto de estudio, de análisis, los fenómenos religiosos sin más. Aunque la primera interpretación suele ser descartada – es el caso de la intención desde la que está concebida esta obra – no resulta sencillo decir cómo satisfacer la otra. Pues si la filosofía se aplica a un cierto campo de cosas – filosofía de la lógica, del derecho, de la biología, etc. – habrá que decidir qué tipo de filosofía es la que se toma como marco de coordenadas, más aún cuando el objeto de estudio resulta tan controvertido como en el caso de los fenómenos religiosos. No parece necesario tener que subrayar lo antipática que le resulta esta cuestión de fondo a casi toda la filosofía actual (17). 3 | |||
4 | Una solución común – y muy recomendable cuando se está pensando, como en este libro, en términos docentes – es la radiografía histórica, es decir, ver qué han pensado algunos filósofos conspicuos (159-729), y la radiografía estructural, esto es, informarse sobre lo que otras disciplinas actuales aportan – disciplinas que parecen estar situadas más cerca del ámbito científico que del filosófico (47-155). Esta es la solución a la que se acoge esta obra y en la cual resulta especialmente acertada la opción del trabajo colectivo. Pues ya que no hay sistema filosófico en un sentido fuerte, tradicional, desde el que organizar el problema, y ya que hay que abrazar tantos autores y tantas materias con intención expresamente informativa y no polémica o dialéctica, no tiene sentido, y parece incluso contraprudecente, enfrentar este tipo de trabajos en solitario. Manuel Fraijó, a fortiori, se ha rodeado de excelentes investigadores, de especialistas, muchos de los cuales son ya bien conocidos por sus aportaciones, sobre todo en forma de artículos y traducciones, a este joven campo. |
Estilo y »Wirkungsgeschichte« |
»La filosofía de la religión es una disciplina joven que busca aún su identidad ... la identidad de la nueva disciplina no está ligada a un temario filosófico, sino a un estilo de filosofar.« Manuel Fraijó (40) |
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Estas circunstancias han hecho que la obra esté enfocada no desde una perspectiva sustancialista de la Filosofía de la religión (¿desde dónde fijar su contenido o metodología específicos?), cuanto desde una actitud, un »estilo de filosofar«(40): abierto, crítico, riguroso. Una »azarosa búsqueda de identidad«encabeza el capítulo donde Fraijó lucha perspicaz y honestamente con esta cuestión tan difícil y resbaladiza. No obstante, sí cabe hablar de un modo más sustantivo sobre su historia. Es cierto que tampoco aquí el estado de la cuestión es nada pacífico y que hay numerosas divergencias; sin embargo, hay también comprensiones comunes de enorme importancia. 4 |
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6 | Así, en su dimensión material, se está prácticamente de acuerdo en el periodo de constitución, el siglo XVIII, y en un conjunto de factores concurrentes que pueden ser sintetizados del siguiente modo: 1) giro antropólgico (desplazamiento del centro de atención de Dios al Hombre); 2) descubrimiento de otras religiones; 3) quiebra de la dominación religiosa (especialmente por medio de la Reforma). Y éstos, nos parece, se hacen especialmente comprensibles cuando recorremos la sección dedicada a las ciencias de la religión. Allí hallamos numerosos ejemplos y datos: en la pluralidad de la historia de las religiones (I.Mª. Sans), en la perspectiva antropológica (L. Duch), fenomenológica (J.M. Velasco) y psicológica (A. Fierro) del fenómeno religioso, así como, en fin, en el estudio sociológico (J.Mª. Mardones) de la realidad religiosa. | |||
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Asimismo, lo que podríamos llamar la dimensión conceptual de dicha evolución parece apoyarse también en una interpretación ampliamente compartida. »La Filosofía de la religión nace cuando pierde fuerza la teología natural«(23). Aunque pueda resultar paradójico, la aspiración racionalista de ésta habría actuado como cerrojo de la constitución de la primera. Cerrojo porque dentro de su confesión – la cristiana – habría privilegiado ciertos contenidos del campo religioso en vez de otros, pero además, respecto de otras confesiones, habría bloqueado su misma posibilidad. ¿Se puede trazar la trayectoria de tal curso conceptual? Es verosímil, pero no es objeto de estudio en esta obra. Más bien se le invita al lector a pensar en los eslabones de dicho curso a la luz de las ideas de filósofos relevantes. |
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»El pensamiento de I. Kant, que es altamente relevante en la historia de la filosofía moderna ... lo es también, de modo singular, en la filosofía de la religión. Puede, incluso, tenerse a Kant como ›fundador‹ de la misma, en razón de su libro La religión en los límites de la mera razón ...« José Gómez Caffarena (179) |
8 | El elenco que se presenta no quiere ser exhaustivo ni demasiado restrictivo: ¿dónde poner los límites? Desea esbozar un fresco de todo lo que suele caer de facto dentro de esta peculiar disciplina. Así, se alternan figuras clásicas como Kant (J. Gómez Caffarena) y Hegel (R. Valls), en los que parece viable comprender el citado curso genético que va desde la teología natural a la filosofía de la religión, con figuras contemporáneas más cercanas a la psicología como Freud (C.G. Sánchez) o a la sociología como Marx (M.R. Mate), o incluso posturas que no parecen haber cortado totalmente el »cordón umbilical« de la religiosidad, como Zubiri (D. Gracia), la filosofía judía contemporánea de la religión (M.Gª. Baró) o la filosofía analítica (J. Sádaba, J.L. Velázquez, E. Romerales) – de cuya naturaleza filosófica sospecha muy acertadamente Manuel Fraijó (23). | ||
9 | Al lado de éstos, claro, se encuentran otros pensadores imprescindibles como Hume (G.L. Sastre), Schleiermacher (A.G. Fernández), Kierkegaard (J.Mª. Valverde), Feuerbach (M.C. Castro), Nietzsche (J. Muñoz), Bergson (P. Chacón), Unamuno (C. París), Jaspers (A.T. Queiruga), Bloch (J.A. Gimbernat), la Escuela de Frankfurt (J.J. Sánchez), Kolakowski (J. Vigil) y, en fin, Ricoeur (M. Maceiras). Todos los estudios no sólo resultan una magnífica introducción a las ideas de estos pensadores, sino que, además, al estar acompañados de apéndices bibliográficos y de pequeños fragmentos del filósofo en cuestión, el lector puede profundizar por donde le dicten sus intereses, sin perder el contacto con las fuentes originales. |
Conclusión |
»Filosofía y religión son enemigas entre sí y, por ser enemigas, se necesitan una a otra. Ni hay religión sin alguna base filosófica ni filosofía sin raíces religiosas; cada una vive de su contraria. La historia de la filosofía es, en rigor, una historia de la religión.« Miguel de Unamuno (Del sentimiento trágico de la vida) |
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La obra, en definitiva, responde al »estilo« al que nos referíamos anteriormente y se trata, ciertamente, de una aportación decisiva a los estudios en lengua española sobre los fenómenos religiosos. En este sentido, y a favor de la interdisciplinariedad que tanto reclaman éstos, seguro que los investigadores de otras disciplinas relacionadas con este campo hallarán en ella ideas interesantes. Es lástima, sin embargo, que el aspecto de la apertura temática y la pluralidad de perspectivas no resulte, a mi juicio, plenamente satisfactorio, pues está recortado según el patrón de la historia de la filosofía – sin duda por las circunstancias docentes en las que está concebida la obra –, quedando así ignoradas, como reconoce el propio editor (12), las religiones no cristianas y, con ellas, cualquier intento de explicar filosóficamente qué es eso a lo que llamamos religión. Se agradece mucho, no obstante, el valiente epílogo de Raimón Panikkar, donde, queriendo remedar tanta disjecta membra y en continuidad con sus conocidas ideas, propone un nuevo concepto de religión del futuro, la »religión cosmoteándrica«(752). |
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11 | Aunque, de nuevo, no podemos dejar de preguntarnos: ¿es esto filosofía de la religión? |
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